Una de las mejores cosas que me ha pasado en el extraño 2020 ha sido descubrir al director Rainer Werner Fassbinder. Me parece simplemente un genio del cine. Estoy preparando algunos textos sobre sus películas, que son muy diferentes entre sí y, a la vez, todas ellas plasman la personalidad única, iconoclasta, de su autor. Me fascina su inconformismo, sus personajes pasionales, la mayoría de ellos personas nobles, ciertamente ingenuas, incapaces de ver la maldad de quienes les rodean.
También sus mujeres fatales son fascinantes. Es el caso del personaje de Veronika Voss, actriz que conoció la gloria durante la época nazi y que, en la posguerra, trata sin éxito de resurgir y escapar de la telaraña en que se ha convertido su vida. Presa de la adicción, es un juguete roto en manos de una camarilla de doctores sin escrúpulos que la esclavizan valiéndose de su debilidad. Veronika huye todo el tiempo de su ansiedad, reflejo probablemente de esa fragilidad que Fassbinder veía a diario en las actrices, tan dependientes de la admiración ajena. Veronika huye en busca de la liberación pero en su camino solo encontrará más trampas. Es una mezcla maravillosa de femme fatale y niña asustada.
En el video que ilustra esta entrada Veronika canta, cual diva decadente, una canción americana -“Memories are made of this”- que habla de la felicidad del amor y la familia: todo lo que nunca tuvo. La escena rebosa ironía hacia el “american way of life” y destila una profunda nostalgia hacia las posibilidades frustradas de la vida.
Es una perfecta mezcla de glamour, decadencia y crítica social que refleja el inmenso talento artístico de Fassbinder.
